miércoles, 9 de febrero de 2011

Entre invasores e insurgentes.


Las tropas extranjeras desplegadas en Afganistán comenzarán en 2011 una retirada gradual. Así lo confirmaron Hamid Karzai, presidente del gobierno afgano y Anders Fogh Rasmussen, secretario general de la OTAN en la Cumbre de  Lisboa.


El plan de repliegue militar discutido por la OTAN con los países que forman parte de la Fuerza Internacional de la Asistencia a la Seguridad (ISAF) y Afganistán dio lugar a un calendario que prevé que el proceso termine en 2014.

En estos momentos hay 150.000 militares extranjeros en territorio afgano. Se pretende que dentro de cuatro años 50.000 permanezcan aún en el país realizando labores de adiestramiento y apoyo al ejército nacional. Es necesario un reforzamiento de la autoridad y capacidad de las fuerzas de Afganistán para que puedan controlar el país. Karzai  dispone en estos momentos de un contingente propio aproximado de 300.000 efectivos entre soldados y policías.
El año 2014 no es una fecha límite pese a los deseos expresados en Lisboa. El acercamiento al final del proceso no exige fechas sino hechos. La retirada no se hará efectiva hasta que las tropas de la OTAN hayan terminado su misión de combate y el gobierno afgano pueda hacerse cargo con garantías de la seguridad del país. Nada se ha dicho sobre quién decidirá si estas dos condiciones clave se han cumplido.
La población afgana vivirá estos años situada entre occidente –con quien colabora su gobierno- que tiene la intención de llevar la democracia al país y los insurgentes talibanes. Estos últimos no acatan ningún tipo de presencia militar externa y exigen la retirada de tropas extranjeras como punto indispensable para comenzar a negociar con las autoridades afganas
Las fuerzas militares presentes en Afganistán, condicionan la retirada. Barack Obama, presidente de Estados Unidos de Norteamérica ha dejado claro que la prioridad de su gobierno en Afganistán sigue siendo la misma que la de administraciones anteriores: la lucha contra el terrorismo. “Cuando nos vayamos mantendremos las capacidades antiterroristas para asegurarnos de que Al Qaeda no es una amenaza para los estadounidenses y para sus aliados” declaraba en Lisboa el Premio Nobel de la Paz de 2009.
Las instituciones afganas, representadas por el gobierno de Karzai, no pueden ser consideradas democráticas. De los 249 candidatos electos del Parlamento de Afganistán, 21 han sido descalificados por la Comisión Electoral por fraude en los comicios legislativos del 18 de Septiembre, cuyos resultados finales aún no se han revelado. Las causas de las descalificación son  "irregularidades, uso de votos falsos e influencia de funcionarios provinciales que originaron fraude electoral" según expone Ahmed Zia Rafat, miembro de la Comisión Electoral de Quejas.
A las condiciones de occidente y las dificultades del gobierno de Kabul ha de sumarse la posición del movimiento insurgente talibán. Contrarios a la invasión y al plan de repliegue establecido han mostrado su posición en un comunicado: “La decisión de la OTAN de iniciar la retirada de sus fuerzas militares de Afganistán en 2014 es irracional. No deberían posponer la retirada de sus fuerzas ni un día”. En el mismo comunicado se recuerda que si en nueve años no se ha conseguido establecer un sistema de gobierno estable en Afganistán no se logrará hacerlo en el futuro.
En medio de este duelo entre extranjeros y colaboracionistas por un lado, e insurgentes por otro se encuentra desde 2001 la población del país. Más volcados hacia el lado talibán, con el que comparte territorio nativo y religión –el 99% de los habitantes de Afganistán son musulmanes-, viven  más de 33 millones de afganos.  Y parece que los próximos años no serán muy esperanzadores para ellos. Tendrán que esperar a que occidente considere que Kabul puede hacerse cargo del gobierno del país y abandone la zona, para asistir después a la búsqueda de una solución interna a los conflictos entre talibanes e instituciones. La fecha del final del repliegue, sea 2014 o años posteriores supondrá un martirio para un pueblo en el que sólo el 8% de los habitantes tienen acceso a servicios sanitarios. 


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